Delgado de Smith, Yamile; Rolando Smith Ibarra (2017)
MIGRACIÓN, EDUCACIÓN Y COTIDIANIDAD ENTRE CHILE Y VENEZUELA
Capítulo 113
Pp: 1271:1280
Universidad de Carabobo
Disponible en: http://mriuc.bc.uc.edu.ve/bitstream/handle/123456789/4300/tomo4.pdf?sequence=4
Resumen
Se analiza la migración a partir de los aportes que en
materia educativa se asume como un aporte
del proceso de Venezuela como país receptor de migrantes
chilenos. La investigación se apoya en
una profusa revisión de documentos. Este trabajo evidencia
los nexos históricos entre Chile y
Venezuela. Ellos se ubican con sus primeros pobladores
representados en Caupolicán y
Guaicaipuro, mapuches y caribes. También, en los idearios de
sus precursores libertarios: Miranda,
Andrés Bello, Simón Bolívar, Simón Rodríguez, Bernardo
O’Higgins, José Cortés de Madariaga,
el 'Tribuno de Caracas', por 1810; en las distintas misiones
chilenas en Venezuela; la reciprocidad
histórica en defensa de la democracia; las enseñanzas de
Rómulo Gallegos, Pablo Neruda, Violeta
de la Parra y Gabriela Mistral, así como la existencia de
una comunidad chilena que tiene su asiento
permanente en Venezuela.
Palabras clave: Migración, educación, cotidianidad
Migración y la misión
educativa chilena
La creencia legítima de construir un país docente ha estado
presente a lo largo de la historia,
transitando los espacios y el tiempo bajo los auspicios de
Don Andrés Bello, Simón Rodríguez,
las enseñanzas políticas y doctrinales de Simón Bolívar y
Francisco Miranda, entre otros. Sin
embargo, no bastó la declaración de la educación gratuita y
laica de Guzmán Blanco para hacer de
la educación un instrumento de libertad y de crecimiento de
la ciudadanía, que abrazara el
propósito de construir una sociedad de la felicidad, forjada
a partir de una educación que dé libertad
y oportunidad al desarrollo de la sociedad.
En este contexto de ideas, con la muerte del Dictador Juan
Vicente Gómez, y la asunción al poder
de Eleazar López Contreras, se abrió un espacio de diálogo
entre las fuerzas democráticas que
propugnaban un ideario educativo modernizante con capacidad
para construir institucionalidad,
formación de formadores y dar los primeros pasos que
permitieron construir una fuerza magisterial
comprometida con una Venezuela docente. Para tal propósito,
siendo Rómulo Gallegos Ministro
de Educación, se propone gracias a Don Mariano Picón Salas,
(1) Superintendente de educación,
la creación de un Instituto Pedagógico, para cuyo propósito
se contrató los servicios de un
destacado contingente de educadores chilenos forjadores de
una educación liberadora democrática
y justa.
Entre los integrantes de este prestigioso grupo de Chilenos
se encuentran Oscar Vera, Juan Gómez
Millas y Eugenio González Rojas; todos ellos llegaron a ser
Rectores de la Universidad de Chile,
y Horacio Aravena, quien llega a tener la Rectoría de la
Universidad Técnica del Estado. Bélgica
Parra, Elena Moya, Aída Quiñones, Fresia Fierro, Viola Soto,
Humberto Parodi (Director del
Instituto Pedagógico de Caracas en el año 1958), Humberto
Fuenzalida, Humberto Díaz
Casanueva, Parmenio Yáñez, Roberto Munizaga y Daniel Navea.
Según el Decreto del 30 de septiembre de 1936, el Pedagógico
“nace destinado a formar profesores
para la enseñanza secundaria normalista; a cooperar al
perfeccionamiento del profesorado en
ejercicio; y a fomentar el estudio científico de los
problemas educacionales y de la orientación
vocacional, y realizar investigaciones pedagógicas sobre
educación, especialmente sobre
educación Venezolana” (Albornoz, 1986: 14).
Es decir, nace como el primer centro de altos estudios
creado para abordar una problemática
específica del país y producir, a un tiempo, los
conocimientos y los profesionales capaces de
enfrentarla. Tanto, que junto a él se creó el Liceo de
Aplicación como el gran “laboratorio” para
esas nuevas ideas y técnicas educativas que se había
propuesto generar. Así, todos los otros centros
de investigación con las honrosas excepciones del caso que
se fundan después, pueden considerarse
hijos de este nuevo modo de creación, difusión y aplicación
de conocimiento que se inicia en el
Pedagógico, o incluso, como sus hijos directos al ser en
muchos casos fundados por sus egresados.
Por sólo señalar un ejemplo, de la Misión Chilena que se
contrató para fundarlo, tenemos a Carmen
Moena Morales, iniciadora de los estudios sistemáticos de
lingüística en Venezuela, y a Humberto
Fuenzalida, iniciador de la geografía moderna en el país
(Piña-Daza, 1976: 25). (2).
La misión Chilena contribuyó con el país nacional al
establecimiento de las escuelas
experimentales, tanto en el campo como en la ciudad,
creación de liceos y escuelas graduadas,
establecimiento de bibliotecas, museos de Ciencias y de
Bellas Artes en Caracas y la creación y
desarrollo de acciones formativas de formadores, como vía
para disponer de hombres y mujeres
forjadores(as) de libertad, en democracia. Para indicarlo en
términos de Simón Rodríguez, “para
tener República se requiere de republicanos”.
Esta misión recorrió el país nacional y del análisis de sus
contribuciones destacamos la experiencia
de Doña María de Jesús Romero de Matute, en La Misión
chilena, residente del estado Cojedes, a
268 Km de Caracas (Venezuela), catalogada para aquel
entonces zona rural (1936), quien en
relación a la Misión chilena precisa que los maestros
chilenos vivían en la escuela granja, y poco
se relacionaron socialmente en el pueblo; casi ni salían.
Todos eran hombres y vestían igual:
pantalón y camisa de color beige y sombrero, indicando,
dadas las características de la zona,
que cualquier lugar era bueno para aprender, con una
pedagogía de respeto, activa y centrada en
valores (3).
Recorriendo el país nacional, la Misión chilena originaría
la segunda oleada, centrada en la
universidad. Contribuyeron en forma decidida al desarrollo
del magisterio, dándole al país las
armas pedagógicas e institucionales del desarrollo de una
educación centrada en la democracia, su
socialización con ideas renovadas y activadoras de la
responsabilidad con libertad y la libertad con
responsabilidad.
Migración,
cotidianidad y las añoranzas por Chile
La integración de los chilenos a la cotidianidad tiene
rasgos distintivos y derivados de la condición
de su presencia en el país. Es indudable que la presencia de
ciudadanos chilenos expulsados y en
algunas oportunidades despojados de su condición de chilenos
tuvo como distintivo permanente el
desarrollo acciones y actividades de corte político,
integrando lo diverso a través de grupos y
asociaciones pro democráticas y guiados por la perseverancia
de una apertura democrática como
ocurrió con las elecciones del año 1989 con el triunfo de
Patricio Aylwin, candidato de la unidad,
de la concertación de los partidos por la democracia e
implicó un proceso de retorno a Chile de sus
más connotados dirigentes.
Por otro lado una densa cantidad de chilenos que ingresaron
al país por razones económicas y
familiares en búsqueda de alternativas de sustentabilidad se
enraizaron en la cotidianidad, sin
perder su anhelo de un retorno a sus raíces. En ambos caso,
gracias a la acción de la solidaridad
nacional y a sus capacidades organizativas en asociaciones o
asambleas por la democracia,
costumbres y celebraciones se trasladaron en una suerte de
interculturalidad manteniendo hitos
históricos chilenos en su esencia. Septiembre, mes de la
patria, tienen en ese sentido una corriente
de afectos integrativos que une a los chilenos, donde los
asados, las empanadas, la cueca de pat’ en
quincha y el jarro de vino pipeño permiten exacerbar el
espíritu de su gentilicio por la celebración
de su independencia(18 de septiembre) además de las
tradicionales fiestas de las Marías y del
Maestro y en una especie de no olvidar, la conmoración de la
caída de Salvador Allende (11 de
septiembre), o recordar cómo cada seis años un 4 de
septiembre se ejercía el derecho democrático
de elegir sus autoridades Nacionales (4).
El reencuentro permanente con las tradiciones forma parte de
la cotidianidad del chileno en
Venezuela que expresa en distintos ámbitos entre los cuales
resalta el académico,
sector salud e industrial, con una densa agenda cultural,
con nostalgia por lo suyo y
rencontrada en la poesía, que permite por ejemplo en el
clamor de los espacios vitales reivindicar
desde Venezuela en sus luchas contra los conquistadores la
presencia de mapuches y
caribes reencontrados en la magia de Caupolicán y
Guaicaipuro (5). Es la integración del chileno
al quehacer del trabajo y la protección familiar, no sin
expresar la nostalgia de su terruño, expresado
en un canto íntimo de un exiliado al compatriota chileno de
Teresa de la Torre cuando nos dice
“Necesidad y añoranza nos espolean día a día.... Conservamos
las costumbres hasta donde más se
pueda adoptándonos un poco con la gente de cualquier tierra
pero el corazón porfiado aquerenciado
en la nuestra” (6).
Unidos por el baile y
la mesa
La Cueca es un baile del siglo XVIII y en Chile, desde el 6
de noviembre de 1979, es considerada
la danza nacional (7). Es el baile típico de Chile según
Decreto (8) chileno. Y en Venezuela, grupos
de migrantes organizados lo enseñan. En la historia reciente
destacan varias agrupaciones; Tierra
Larga fundada en el año 1994 y Voces del Sur en el año 2000.
Las razones que dieron origen a
ambas agrupaciones es la idea de reproducir en Venezuela una
de las manifestaciones culturales de
Chile. Se trata de un baile cuyas parejas tienen en sus
manos un pañuelo que, al ritmo de la música,
se mueven en movimientos circulares.
El deseo de transmitir la enseñanza de este baile a personas
venezolanas y mantener los nexos con
Chile, ha propiciado varias iniciativas a través de la
embajada chilena. Por ejemplo, se lleva a cabo
en Venezuela, el campeonato nacional de Cueca. Quizás lo
interesante de esta iniciativa es la
premiación a la pareja ganadora a quienes se les brinda el
financiamiento para ir a Talca (9), ciudad
de Chile, para participar en el campeonato mundial de Cueca
(10). El proceso de intercambio para
la enseñanza de este baile es de una riqueza que permite
observar manifestaciones propias de la
migración cultural que en este caso es el baile como una
expresión que se suma a otras; tal es el
caso de los sabores, aspecto éste al que se le dedica el
siguiente segmento.
La alimentación de los chilenos tiene entre sus tradiciones
varios platos: La cazuela, el pastel de
choclo y la empanada. En Venezuela, especialmente, la
empanada ha tenido penetración en ese
intercambio que se da con la migración. Así, en diversas
partes del país venezolano se encuentran
restaurantes en donde es posible encontrar las tradicionales
empanadas chilenas elaboradas con un
guiso (11). Así, por citar ejemplos, en las ciudades de
Caracas (12), Valencia (13), y Puerto La
Cruz (14), se encuentra “El Rincón Chileno”, un lugar para
la degustación de comida chilena y
espacio de encuentro de los chilenos, especialmente en
fechas patrias (15), como el 18 de
septiembre. Es de indicar que estos lugares son atendidos
por migrantes chilenos y venezolanos.
El retorno necesario y la afirmación identitaria (ver nota
16)
Cuando han dejado de estar presentes las condiciones que
provocaron el exilio, la consideración
del retorno se posesiona de cada uno de los instantes de la
vida del exilado y adquiere fuerza de
convicción dependiendo de factores etarios y psicosociales.
Mientras más tiempo haya transcurrido desde la partida,
mayores serán los elementos a considerar.
En entrevista realizada a tres de los miembros de una
familia chilena, habitante del Municipio San
Diego, Valencia, estado Carabobo, la Madre, una señora de 79
años, con más de 35 viviendo en
Venezuela, dueña de una librería, propietaria de una quinta
en una urbanización de clase media,
manifestó en relación a su posibilidad de volver a Chile:
“Nosotros tenemos la vida hecha aquí,
qué voy a buscar a mi edad, ya arreglé lo poco que dejé
allá, y no tengo tiempo para volver a
comenzar” (17).
Pese a que durante el tiempo que lleva en el país, fue
abandonada por su esposo, y a que no suele
ser sociable y comunicativa con sus vecinos, no tiene
intención de retornar a su patria. Sus hijos,
por otra parte, una médica egresada de la Universidad de
Carabobo, y el otro, mecánico, aunque
no han perdido su marcado acento chileno, se reconocen como venezolanos,
han formado familia
con nacionales y han creado lazos fuertes con la comunidad
que los acogió.
No hay estadísticas del retorno desde Venezuela de los
chilenos que emigraron al país a raíz de los
eventos políticos que dieron origen a la dictadura del
General Pinochet, pero, en términos
generales, para cualquier inmigrante y su familia, el pensar
en la posibilidad de volver a su país de
origen, los enfrenta a la disyuntiva de la construcción de
la vida cotidiana, a la ruptura de los
nuevos lazos creados, a la incertidumbre económica o al
miedo de revivir el pasado traumático.
De la información que se puede disponer, de manera próxima
por razones familiares o laborales,
sobre algunos que viven actualmente la experiencia del
retorno, los jóvenes hijos de inmigrantes
que se han ido a vivir a Chile, la mayoría se trata de
egresados de universidades venezolanas, que
han logrado reintegrarse rápidamente y participan
adecuadamente de la dinámica social de su país.
En general, se conoce que las maneras de definir su
pertenencia a un país y las orientaciones de
valor que caracterizan sus prácticas, diferencian
notablemente al inmigrante del cono sur o andino,
del caribeño o del centroamericano. En ese sentido, para
entender el sentido de la presencia de los
chilenos en Venezuela - sobre todo de aquellos que llegaron
a raíz de la dictadura de Pinochet-,
hay que tomar en cuenta, por una parte, la dimensión
política y la experiencia traumática de la
dictadura militar, que los empujó a la búsqueda de países en
los que la democracia y el desarrollo
de los derechos humanos fueran evidentes. Y, por otra parte,
la dimensión psicosocial y cultural
del habitante del cono sur.
En primer lugar, no hay que olvidar que desde mediados de
los años 70 y hasta comienzos de los
80, se produce un cambio de perspectiva en Venezuela sobre
el trabajo a favor de los derechos
humanos. El clima de violencia que se vive en Centroamérica
y el predominio de las dictaduras en
el Cono Sur llevan a miles de ciudadanos latinoamericanos a
abandonar sus países. Venezuela se
convierte en uno de los principales centros receptores,
acogiendo a un número de exiliados sin
precedentes en la historia del país. Casi de inmediato
comienzan a surgir organismos de acción
solidaria que intentan dar respuesta a las necesidades
materiales de los exiliados, a la vez que
brindan un espacio de apoyo a sus luchas a favor de los
derechos humanos en sus países, a través
de diversos comités de solidaridad. En este período el
trabajo a favor de derechos humanos
comienza a pasar de la simple denuncia sin mayores
consecuencias para los afectados, a una labor
más articulada de defensa y solidaridad.
Las caras que nos trae el exilio presentan rostros
diferentes que incluyen a profesionales, técnicos
estudiantes, sindicalistas, miembros de grupos religiosos,
periodistas y personas comunes que, sin
estar envueltas en luchas armadas en contra de los gobiernos
de sus países, han sido condenadas y
expulsadas por su oposición a las prácticas dictatoriales.
Se entiende entonces que cualquier
persona puede ser víctima de persecución y violación de los
derechos humanos.
Son muchos los gremios profesionales que comienzan a
intervenir a favor de sus colegas
perseguidos. Venezuela no es ajena a esta política: se
promueve en esta época el boicot a la compra
de vinos chilenos y de otros productos provenientes del Cono
Sur, con el apoyo activo de los
comités de solidaridad. Es particularmente notorio el
soporte brindado por las autoridades
venezolanas a miles de exiliados chilenos, en retribución
por la acogida que en otro momento
brindó Chile a destacados dirigentes políticos venezolanos
que tuvieron que abandonar el país
durante la dictadura de Pérez Jiménez. Se trata, en
definitiva, de un proceso que va involucrando a
un mayor número de gremios, instituciones y personalidades
que en años anteriores mostraban
escaso interés en la problemática de los derechos humanos.
En segundo lugar, el chileno, en particular, asigna a la
familia, la vida cotidiana, la amistad, el
vecindario, el trabajo y el tiempo libre, unas valoraciones
y prácticas de una fuerza integradora que
trasciende fronteras y que se incrementa con el
extrañamiento.
Durante los años de exilio, claro que se han producido
transformaciones en el modo de vida de los
exiliados, pero, sobre todo en la primera generación, se ha
mantenido esencialmente su núcleo
identitario.
En términos generales esta afirmación de identidad chilena
en Venezuela se puede caracterizar por
la asociación con los compatriotas, para compartir
información política, familiar, probar platos
típicos chilenos, organizar encuentros musicales. Aquí
destaca la necesidad de compartir con
personas que son definidas como similares desde el punto de
vista del origen cultural o de reforzar
las raíces, para trasmitirlas a la próxima generación.
El chileno, en Venezuela, es reservado en su manera de
comunicarse con los venezolanos y, y
también es poco dado a involucrarse en la cosa pública y la
dinámica colectiva. Concentra su interés
en la esfera privada, en el bienestar de su familia, “...es
que no quiero saber nada de política, es
mejor no meterme en nada. Yo, con no causarle malestares a
mis hijos, estoy muy bien.” (18)
.
A modo de conclusión
Estudiar las relaciones entre Chile y Venezuela es permitir
reencontrar en sus aborígenes el amor
por la naturaleza. Es reafirmar en sus trayectorias
históricas sus idearios de libertad, vocación
republicana y latinoamericana. El análisis de los encuentros
como hitos históricos
permitió reconocer signos de cooperación y de solidaridad.
En ellos permea, como eje
transversal, la justicia social, la educación como medios
para construir ciudadanía republicana e
integración, al tiempo que revela los nobles principios de
la unidad y los destinos compartidos.
Notas:
1 Cf. Mariano Picón Salas (Mérida, Venezuela 26 de enero de
1901 — Caracas, 1 de enero de
1965) fue un importante escritor, diplomático, académico,
historiador, ensayista y político
venezolano. En su obra destacan los ensayos históricos, de
crítica literaria y sobre la historia
cultural de América Latina, los cuales lo hicieron merecedor
de ser considerado como «El mayor
ensayista del Siglo XX en lengua castellana». Para ampliar
la obra de Mariano Picón Salas se
recomienda la obra de Rafael Ángel Rivas Dugarte intitulada
Mariano Picón Salas Fuentes
documentales para su estudio (1901-1965) en:
http://www.saber.ula.ve/bitstream
/123456789/27308/1/mariano220608.pdf y en
http://www.redalyc.org/homeBasic.oa repositorio
de recuperación bajo la palabra clave Mariano Picón Salas
2 Tomas Straka. Setenta años del Pedagógico de Caracas:
Notas para una historia de la cultura
venezolana Tierra Firme. vol.24 no.95 Caracas Sept. 2006
3 Se recomienda visitar el siguiente blog: http://sancarlosenmicorazon.blogspot.com/2013/04/la-
mision-chilena-en-cojedes.html
4 En Valencia, Venezuela, gracias a un órgano informativo y
difusor Brilla el Sol del Centro de
Estudios, Sociales y Políticos “Eduardo Frei
Monalva”1989-1994 coordinado por el Prof. Reinaldo
Villegas Astudillos, se recogen experiencias y remembranzas
de la cotidianidad de los chilenos en
Venezuela. Algunos de estos escritos es posible observarlos
en:
http://www.chilenosenlinea.net/Consulado de Valencia.
5 Reynaldo Villegas Primer texto, elaborado, recién arribado
al exilio venezolano en enero de
1976 Difundido, por primera vez, a través de la publicación
“Contenido” de Bejuma, Segunda
Quincena de septiembre de 1978, en
http://www.chilenosenlinea.net/hist__y_literatura.htm
Caupolicán saluda a Guaicaipuro
Desde el corazón profundo de la floresta araucana surge
estrepitoso el grito fraterno del caudillo
indígena: Caupolicán. Viene dirigido al indomable y altivo
Guaicaipuro, hermano de estas tierras
bravías de Los Caracas y de Los Tequetas.
Caupolicán y Guaicaipuro estrechan sus manos en las cumbres
y valles americanos. Los
acompañan sus innúmeras huestes altivas y bárbaras,
corajudas y aguerridas, auténticas y
americanas. Conforman ambas figuras nativas la esencia de
estos pueblos, formadores en América de la raza y del ancestro. Caupolicán y
Guaicaipuro cabalgan por los valles, atraviesan los ríos y las sierras,
libres en sus regiones, junto a sus hombres y paisajes.
Caupolicán va con Ongolmo, Lincoyán, Talcahuano, Angol,
Lautaro, Galvarino y Orompello.
Descienden de Nahuelbuta, atraviesan el caudaloso Bío-Bío y
se pierden por el Hualqui y el Bureo.
Guaicaipuro viene con Acarigua,Guaicaimuto, Naiguatá,
Araguaire, Paramaconí, Baruta y Chacao.
Suben el Ávila por Maracapana. Llegan al Guaire y saltan a
las Mostazas. Caupolicán va cubierto
de rojos copihues, maquis oscuros y boldos de imperenne
verde.
Guaicaipuro viene entre multicolores orquídeas, dorados
cambures y cristo fue canoros.
Caupolicán inicia la lucha en defensa de su pueblo, no
dispuesto a la cadena y al sometimiento.
Guaicaipuro rechaza el dominio extranjero. Es fiel a su raza
teque y caraqueña, indomable y
legendaria. Caupolicán y Guaicaipuro permanecen vigilantes
en la Eternidad. Continúan
cabalgando desde el Polo Sur al Mar Caribe. Caupolicán soy
yo. Guaicaipuro eres tú. Caupolicán
es mi pueblo de Chile. Guaicaipuro es tu pueblo de
Venezuela. Caupolicán y Guaicaipuro son la
América indígena y morena. Caupolicán y Guaicaipuro son la libertad
plena.
6 Brilla el Sol Año 1 No 9 pág. 2. 1era quincena de
diciembre 1989. Valencia Venezuela
7 Cf. Ministerio Secretaría General de Gobierno (06 de
noviembre de 1979), Decreto 23. Este
Decreto toma en cuenta las siguientes consideraciones: 1o.-
Que la Cueca constituye en cuanto a
música y danza la más genuina expresión del alma nacional.
2o.- Que en sus letras alberga la
picardía propia del ingenio popular chileno, así como
también acoge el entusiasmo y la melancolía;
3o.- Que se ha identificado con el pueblo chileno desde los
albores de la Independencia y celebrado
con él sus gestas más gloriosas, y 4o.- Que la multiplicidad
de sentimientos que en ella se conjugan
reflejan, no obstante la variedad de danzas, con mayor
propiedad que ninguna otra el ser nacional
en una expresión de auténtica unidad.
8 Decreto del Presidente de la República, y General del
Ejército, Augusto Pinochet Ugarte.
9 Talca es una ciudad de Chile y la capital de la Región del
Maule.
10 Organizado por el Centro Cultural Chileno Canadiense
Araucanía.
11 Guiso que se realiza al combinar la carne de cerdo y res,
sal, huevo duro picado, leche, pino,
cebollas, vino blanco, aceite, aceitunas (olivas) y pasas.
12 Capital de la República Bolivariana de Venezuela.
13 Ciudad de Venezuela, capital del estado Carabobo, ubicada
en la región central del país.
14 Ciudad portuaria de Venezuela, ubicada en el estado
Anzoátegui.
15 Se celebran con el fin de conmemorar la formación de
Chile como un Estado nación
independiente el 18 de septiembre de 1810. La celebración
anual del 18 de septiembre se realiza
desde 1811.
16 El 15 de diciembre de 1989 el presidente electo Patricio
Aylwin en conferencia de prensa al
referirse a los exiliados indico “Agradecemos a los países
democráticos, partidos políticos de
Europa, Estados Unidos, Canadá y de todos los continentes,
incluida América Latina, su
solidaridad permanente con los demócratas chilenos en el
curso de estos años. El retorno de los
exilados es un anhelo profundo y una parte del proceso de
consolidación democrática. Mucha gente
ha echado raíces en los países donde está, tiene hijos o
nietos con doble nacionalidad, su situación
económica es más o menos estable...”
17 Entrevista a Chilena, residente en Venezuela. Comunidad
del Morro, estado Carabobo,
noviembre 2012. Se corresponde con resultados de una
investigación de historia de vida de
extranjeros en Venezuela, coordinado por el Laboratorio de
Investigación en Estudios del Trabajo
(LAINET). Valencia.
18 Entrevista a chilena, residente en Venezuela. Comunidad
del Morro, estado Carabobo,
noviembre 2012.