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Prensa: El periodiquito
Maracay, Venezuela
En la historia las mujeres tienen un lugar privilegiado las diversas luchas que han sido necesarias para lograr una mejor situación en la sociedad. Así, por ejemplo, en el siglo XIX, las feministas se organizaron para exigir derechos políticos y legales para las mujeres en cuestiones como la custodia de los hijos, el control de la propiedad, derecho a la educación, derechos laborales y el voto. Entre 1875 y 1925, estos movimientos por los derechos de las mujeres lograron muchas de sus metas. En el mundo del trabajo han sido muchas las luchas que han animado a las mujeres por lograr igualdad en el puesto de trabajo, el acceso a mejores empleos, mejores salarios, mejores condiciones de trabajo y mejor educación. Ya en el siglo xx se insistía en que las mujeres tuvieran las mismas oportunidades que los hombres en la elección de empleo, acceso a una preparación específica y posibilidades de promoción. Las preocupaciones feministas volvieron a aparecer a finales de la década de los sesenta bajo la forma del movimiento de liberación de la mujer. Este movimiento resucitó los antiguos sueños de igualdad política y económica, pero también fue más lejos y exigió una transformación radical de la sociedad, en contraste con las décadas de entreguerras donde el movimiento reivindicativo alrededor de la mujer aparece minimizado por los acuerdos políticos propios de la guerra.
Hoy en el siglo XXI son muchos los retos que tienen las mujeres en el mundo del trabajo para lograr igualdad, entre ellos poder romper el techo de cristal o glass ceiling. El techo de cristal es una superficie invisible que no permite el desarrollo profesional de las mujeres. Es un muro transparente, pero sólido, hecho de actitudes y prejuicios organizativos que se mantiene, a pesar de que mejora la participación de las mujeres en trabajos y puestos de dirección. La mujer en la historia reciente ocupa cada vez mayores cargos de dirección, sin embargo, esto no es verdad a la hora de ocupar el cargo más importante en la organización. En consecuencia, es común verlas como asistentes, asesoras y vicepresidentas pero no así al frente de la organización. Investigaciones de instituciones reconocidas como la Organización Internacional del Trabajo (OIT) reconoce que cada día va en aumento el número de mujeres en el mercado laboral aunque ello no implica que sea para ocupar puestos de trabajo que les aseguren mayor protección y calidad de vida. Si se trata de mirar a las mujeres que ya están haciendo su carrera en las empresas suele ocurrir que no son tomadas en cuenta para su promoción en el puesto que representa la mayor jerarquía en la organización. Las inequidades persisten y debe estimular acciones que permitan ganar espacios que vinculen a las mujeres en la toma de decisiones. En consecuencia, el techo de cristal, que aún existe, debe ser roto porque el futuro será mejor en la medida que la sociedad sea construida por, con y para todos.