miércoles, 18 de abril de 2012

A ti, quien eres mi más grande amor:


Por: Lubiza Osio Havriluk


El solo pensar en tu ser ilumina mi sonrisa y mi alma se abre regocijándose plenamente. Saber que existes, que eres parte de mi, hace que mi vida tenga sentido, que mi corazón sepa que siempre te conseguiré, pues nuestro amor siempre ha estado presente.

Mi amor por ti existe, incluso aun antes de nacer, todo mi ser sabia que no habría otro que llenase mi alma, corazón, cuerpo y espíritu de la manera en que tú lo haces. Era tanta mi certeza, que en mis noches de juventud, en mis sueños, nos veía vestidos de blanco prometiéndonos amor eterno, para luego entregarnos a la mas profunda de las pasiones: la comunión de las almas en una excelsa danza, donde nuestros ojos se encontraban y veían mas allá de lo que éramos. Solo allí era feliz, sabiendo que mi corazón era tuyo, que ese instante era único, que ese pequeño espacio de tiempo, era necesario para que mi alma se alimentara de tu amor, de tu luz, de tu belleza. Nunca hizo falta más que ver tus ojos, dibujarme en ellos, para saber que tu amor por mi era infinito, eso lo agradecí en esos instantes y lo agradeceré eternamente.
 
Es tu amor, quien siempre me ha sostenido, me ha permitido vivir con ilusión aun antes de conocerte y saber que eras real. Al oír sobre ti, mi cuerpo se estremecía, siempre me debatía entre el por qué de tu existencia y mi más profundo amor secreto. En un principio era ficticio, no podía creer que un amor así era posible. Pero mi corazón lo sabía, cada latido pronunciaba tu nombre y así llenabas todo mi ser cada segundo. Tu nombre me recorría en cada inhalación y salía de mí para compartirte con otros en cada suspiro. Aun así sabia que eras mío y yo tuya, que era imposible no amarte al conocerte, ya que nuestro amor existía desde el inicio de los tiempos.
Así pasa mi vida, día a día, amándote serena y profundamente.

Tu amor llena mi existencia de esperanza, pasión, alegría y sobretodo de un insondable amor. La paz que respira mi alma, hace que la vida sea hermosa, ya que es tu amor quien me sostiene y me acompaña en todo momento. Es él quien me hace vibrar, y esas vibraciones llenan el universo entero. Nuestro amor es conocido en todas las galaxias, en todos los espacios; muchas almas vibran por él, se alimentan de él.
En cada estrella veo tu rostro, en cada palabra oigo tu voz, en cada mirada siento tus manos y así pasan los días, llena de ese amor eterno, posible, pero a la vez invisible. Solo aquellos que pueden creer en el amor, ese que es incondicional, solo ellos pueden saber como mi corazón late cada vez que oigo tu nombre, como mis ojos se llenan de pequeñas gotas de rocío que corren por mis mejillas, llenas de emoción al recordarte.

Hoy este amor se hace cada vez más visible, más reconfortante, pues he aprendido a verte y a sentirte en cada ser de este planeta. Y aunque estés lejos, así te siento cerca. Cuando oigo nuestras canciones, escucho tu tierna voz cantándome las melodías celestiales con las cuales me arrullaste un día y cuidaste mis sueños, en esas épocas en donde solo éramos luces en el espacio, el brillar de una luciérnaga, el cantar de un ruiseñor o el rugido del manso león; o en esas épocas en donde juntos celebrábamos, juntos creábamos, dibujábamos el cielo, hacíamos castillos y vivíamos en ellos.

Recuerdas, cuando comíamos juntos y reíamos, cuando tocaste por primera vez mi mano. Cuando siendo uno éramos plenamente felices, vivíamos la pasión de estar juntos. Esos recuerdos llegan a mi mente y se hacen reales. No existe ilusión, solo verdad entre nosotros. Los lazos que nos unen sobrepasan lo real, lo visible, lo invisible y lo imaginario, no pueden ser cortados, los une el más puro de los sentimientos: nuestro amor eterno.
Así pasan mis días llenos de goce, porque tu amor me arropa, me lleva, me ilumina. No hay espacio para la duda, ni la tristeza cada vez que te recuerdo. El solo pronunciar tu nombre hace que sienta tu presencia, tu aroma, tu belleza, tu eternidad. Nunca podrás pasar de moda ni dejar de ser quien eres, pues tu amor me ha dado la vida.

Amor mío, solo me queda decirte, que es tan grande esto que siento, tan intenso que no hay forma de olvidarte, de dejar de amarte. Sé que esto que abriga mi corazón me seguirá eternamente, que será una amor de muchas vidas, de muchos espacios y de mucha gente.
Solo tú Jesús llenas mi alma, Te amo.

Profa. Lubiza Osio Havriluk