jueves, 11 de noviembre de 2010

Aisha, la afgana mutilada por los talibán, ya tiene su nueva nariz



Aisha recuperó la sonrisa. La joven afgana la había perdido hace más de un año cuando, en un castigo salvaje, los talibanes de su pueblo le mutilaron la nariz tras acusarla de haber intentado escapar de su esposo, que la golpeaba.
Con sólo 18 años, Aisha apareció en julio último con su rostro desfigurado en la tapa de la revista Time y estremeció al mundo con su historia. Hubo asombro, indignación y, también, ayuda. La Fundación Grossman Burn, en el marco de su campaña por la no violencia contra las mujeres, le pagó una operación quirúrgica de reconstitución facial en California, que implicó la aplicación provisoria de una prótesis, con la que se mostró en público. Se espera que en poco tiempo también puedan reconstituirle toda la nariz y también las orejas .
La atrocidad que vivió Aisha comenzó una noche en Oruzgan, donde vivía con su marido. Un grupo talibán golpeó la puerta de su casa y se la llevó para juzgarla. Había cometido el sacrilegio de intentar escapar de la familia de su esposo, quien la golpeaba. En la entrevista con Time contó que “si no lo hubiera hecho, habría muerto”. Pero para el juez talibán –quien al mismo tiempo era comandante de un grupo armado–, las palabras de una mujer eran tan livianas como el aire. Pese a que la trataban como una esclava, el riguroso magistrado consideró que su actitud le había acarreado vergüenza a la familia y la condenó a ser mutilada. El horror se consumó: su cuñado la sostuvo y su marido le rebanó la nariz y las orejas. “Me desmayé. En medio de la noche se sentía como si hubiera agua fría en la nariz. Abrí mis ojos y yo ni siquiera podía verme por toda la sangre”, contó tiempo después al periodista de la revista que la encontró en un refugio militar de Kabul, la capital afgana.
Su foto en la tapa de Times , en julio pasado, dio vuelta al mundo y generó cierta controversia por lo que le podía llegar a ocurrir a la joven. También hubo críticas hacia la publicación a la que se acusaba de hacer chantaje emocional para justificar la continuidad de Estados Unidos en Afganistán. Richard Stengel, editor de la revista, dijo: “Pensé mucho sobre si debía poner o no esa imagen. Yo quería asegurarme de que Aisha no perdiera su seguridad por esto y que entendiera lo que significaba su cara en la tapa. Ella sabe –escribió– que se convertirá en el símbolo del precio que las mujeres afganas han tenido que pagar por la ideología represiva de los talibán”.
Alejada de la polémica, Aisha tiene ahora una nueva vida en Estados Unidos , en el seno de una familia sustituta. Con su prótesis provisoria, pudo subir a un escenario para recibir el premio Enduring Heart de Grossman Burn por su lucha. “Esta es la primera vez que se le entrega el premio a una mujer; su corazón nos demuestra lo que significa el amor”, dijo Maria Shriver, la esposa del gobernador californiano Arnold Schwarzenegger, al darle el galardón el martes pasado.
Afganistán es un país devastado por más de dos décadas de guerras. Primero fueron los rusos, después los estadounidenses. Ninguno pudo erradicar el fundamentalismo. Aisha tuvo que emigrar para comenzar una nueva vida, pero millones de mujeres como ella aún viven y luchan por defender sus derechos. Hace nueve años, el entonces titular de la Organización de Naciones Unidas, Kofi Annan, dijo que los afganos “no lograrán la paz y la recuperación auténticas sin antes restablecer los derechos de la mujer”. Es aún un tema pendiente.
Fuente: Clarín, Argentina

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